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miércoles, 11 de agosto de 2010

El Duelo en los niños, ¿Cómo Tratarlo en casa?



       Acompañar a un niño en duelo significa ante todo NO APARTARLE de la realidad que se está viviendo, con el pretexto de ahorrarle sufrimiento. Incluso los niños más pequeños, son sensibles a la reacción y el llanto de los adultos, a los cambios en la rutina de la casa, a la ausencia de contacto físico con la persona fallecida…, es decir, se dan cuenta que algo pasa y les afecta.

        Si y solo si, la causa de la muerte es repentina y traumática, es recomendable apartar al niño solo las primeras horas mientras la crisis inicial cesa para luego darle la noticia, así ellos tengan la sospecha es importante aclararle las razones de la muerte del ser querido.




        Para estos casos existen diversas interrogantes para nosotros los adultos tales como: ¿y ahora como le digo? ¿Será que me entenderá?, ¡Claro! Ellos entienden perfectamente siempre y cuando sepamos como hacerlo, por ello aquí algunas recomendaciones para dar esta terrible noticia a los pequeños de la casa:

1. Cuándo y cómo dar la noticia. Aunque resulte muy doloroso y difícil hablar de la muerte con el niño, es mejor hacerlo lo antes posible. Pasadas las primeras horas de mayor dramatismo y confusión, buscaremos un momento y un lugar adecuado y le explicaremos lo ocurrido con palabras sencillas y sinceras. Por ejemplo, podemos decirles: "Ha ocurrido algo muy triste. Papá ha muerto. Ya no estará más con nosotros porque ha dejado de vivir".

2. Explicar cómo ocurrió la muerte. Procuraremos hacerlo con pocas palabras. Por ejemplo: "Ya sabes que ha estado muy muy muy enfermo durante mucho tiempo. La enfermedad que tenía le ha causado la muerte" El niño puede tener miedo de morir ante cualquier enfermedad banal, por lo que es importante recalcarles que las personas sólo se mueren cuando están muy muy muy enfermas, y tienen una enfermedad que muy poca gente coge. Es caso de accidente, podemos decir que quedó muy muy muy malherido, que los médicos y las enfermeras hicieron lo posible para "arreglar" el cuerpo, pero que, a veces, está tan herido o enfermo que las medicinas no le pueden curar.

3. Si la muerte fue por suicidio, de nada sirve ocultarlo porque tarde o temprano, se acaban enterando por alguien ajeno a la familia. Es mejor pues explicar al niño qué es el suicidio, y responder a sus preguntas. (Ver el folleto "Niños sobrevivientes de suicidas, una guía las personas que los cuidan".

4. Qué podemos decirles si nos preguntan: por qué? ¿Por qué ha muerto? ¿Por qué a mí? Son preguntas difíciles de responder. No pasa nada por decirles que nosotros también nos hacemos las mismas preguntas, o que sencillamente no sabemos la respuesta. Es bueno se sepan que todos los seres tienen que morir algún día y que le ocurre a todo el mundo. Los niños en su fantasía pueden creer que algo que pensaron, dijeron o hicieron causó la muerte. Si un niño dice: "me hubiera gustado ser más bueno con mamá, así ella no habría muerto", debemos decirle con calma pero con firmeza que no ha sido culpa suya.

5. Para los niños menores de 5 años, la muerte es algo provisional y reversible. Será pues necesario ser pacientes para explicarle una y otra vez lo ocurrido y lo que significa la muerte. Es su mente, la persona que ha muerto sigue comiendo, respirando y existiendo, y se despertará en algún momento para volver a llevar una vida completa.



      Los niños de estas edades se toman todo al pie de la letra. Es mejor pues decir que ha muerto, que usar expresiones como "se ha ido", "lo hemos perdido" (pueden pensar: ¿y si me pierdo yo y no se volver a casa?), "ha desaparecido", "se ha quedado dormido para siempre" (pueden temer no poder despertarse), "Se ha marchado de viaje", "Dios se lo ha llevado"... Estas expresiones pueden alimentar su miedo a morir o ser abandonados, y crear más ansiedad y confusión y necesitar mas adelante ayuda psicológica no solo para el duelo sino para los problemas asociados por el simple hecho de querer ocultar la realidad.

     Para que el niño entienda qué es la muerte, suele ser útil hacer referencia a los muchos momentos de la vida cotidiana donde la muerte está presente: en la naturaleza, muerte de animales de compañía.

    No hay que alarmarse si el niño empieza a hablar todo el tiempo de ese ser querido que ha perdido, es preferible que hable al respecto a que no lo exteriorice, ya que de esta manera expresa sus sentimientos y logra avanzar mas en su proceso de duelo.

    No dude en acudir a un profesional de la psicología si nota algún cambio drástico en el comportamiento del niño, es recomendable tomar acciones inmediatas para corregir estos comportamientos a tiempo.





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